El invierno ya está aquí.
Con la bajada de las temperaturas se anuncia la llegada de nieve y tienes que estar preparado. Un elemento que no solo reduce la adherencia de nuestros neumáticos sobre la carretera sino que también limita nuestra visibilidad y puede incluso impedir la circulación si no se dispone de cadenas.

Con la llegada del invierno hay que tener en cuenta una serie de precauciones a la hora de conducir, e ir siempre prevenidos por si nos pilla una nevada en nuestro camino.

Con los primeros copos de nieve, la calzada se vuelve muy resbaladiza.

Ante una nevada, según las recomendaciones de la Dirección General de Tráfico (DGT) lo primero que debemos hacer es encender las luces de cruce, reducir la velocidad y aumentar la distancia de seguridad.

Circular por las rodadas de otros vehículos y evitar mover el volante de forma brusca.

Al iniciar la marcha del vehículo, no acelerar y soltar suavemente el pie del embrague. Para subir pendientes, utilizar la marcha más larga posible para no patinar sobre la carretera.

Hay que tener en cuenta que las cadenas para la nieve se colocarán temporalmente, y solo cuando haya nieve. No se puede circular sobre una calzada sin nieve con cadenas. Según el tipo de cadena de que se trate es ruidoso, y hasta se puede maltratar el neumático y la llanta, o la propia cadena y el asfalto.

Las cadenas deberán colocarse en las ruedas motrices. Si el coche es de tracción delantera se colocarán en las dos ruedas delanteras. Si el coche es de propulsión trasera las cadenas se montarán en las ruedas traseras. Si el coche es de tracción integral (4×4) hay que colocar cadenas en las cuatro ruedas, pero si no queda otro remedio, servirá instalarlas en las delanteras, que al mismo tiempo son motrices y directrices.

Con las cadenas puestas deberemos circular a una velocidad moderada, como máximo a unos 50 km/h. Y cuando las quitemos es aconsejable aclararlas con abundante agua, para eliminar la sal de las carreteras. Secarlas bien antes de guardarlas.

Una alternativa a las cadenas son los neumáticos de invierno. Aunque en España no son obligatorios, en los países del norte de Europa sí.
En invierno,el deposito de combustible es conveniente llevar lo más lleno posible. Es una fuente de calor (la calefacción del coche), si nos quedamos bloqueados en la nieve. También, si tenemos un coche diésel y vamos a dejarlo unos días parado en una zona muy fría (esto es para los esquiadores) convendría echarle alrededor de medio litro de gasolina al depósito. No le va a pasar nada y como la gasolina no se congela evitaremos que se congele el gasóleo y nos deje tirados.

Si el parabrisas está cubierto de nieve no conviene usar agua caliente ya que la diferencia de temperatura podría romper el cristal. Lo mejor es usar un rascador, y si se nos empañan los cristales, poner el aire acondicionado.

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